9 de Mayo, la ocasión era tan especial;
todo dispuesto en mi vieja casa para celebrar;
unos tequilas, dos licores....
y un poco de imaginación en una mesa de billar.

 

Me pediste una camisa
y subimos para que te pudieras cambiar,
te detengo en la escalera, te abrazo
y la adrenalina derramándose está.

 

Con la pura mirada bebo
de las copas en tu escote,
dejo la sed en el arrollo
que baja hasta el manantial;
tus gestos y sollozos
son la brisa y la noche;
y ese brillo en tus ojos
son estrellas en el mar.

 

Ya te retiras caminando por la calle,
pero salgo corriendo y te logro alcanzar;
te acercas al auto y veo que tu camisa la volviste a usar;
intercambiamos palabras y te pido esperar un rato más.

 

Tengo tan cerca tu cara
que esta vez no me puedo aguantar,
beso tu boca Mariana
y la sorpresa está una vez más en tu mirar.

 

Ahora esa estrella en mi ventana
no la pueda evitar,
pues me recuerda tu mirada
tan cerca de mi mirar;
ese brillo en los ojos
que me pudo hipnotizar
y un beso resultante de la nada
que hoy vive en mi paladar.

 

Regreso tarde y muy cansado ya...
me recuesto en la cama y el insomnio ataca una vez más;
miro la estrella en mi ventana, la quisiera atrapar...

 

Para tener a la mano ese días de Mayo
que no quisiera olvidar.

                                                                               L. M. / J.Madrigal 2002