Yo aferrado a tu cintura,

con mis manos tan ansiosas

y tan llenas de sudor.

 

Tu cabello en le almohada,

tu niriz roza mi cara

y es tu aliento el que respiro

y agita mi corazón.

 

Te descubro palmo a palmo,

ahora tu piel ya está tocando

a mi cuerpo temblorozo

que desborda de pasión.

 

Nuestro amor ya consumado,

bajo un cielo limpio y claro;

y la Luna atestiguando

nuestra profesión de amor.

 

Pero esta noche tu no estás conmigo;

no hay una Luna presenciando un ritual de amor;

el tiempo ha pasado y ´no llega el olvido,

la prueba está en que hoy estoy cantando en tu honor.

 

Hoy mis manos ya no sudan,

no hay caricias sin censura,

pero ya saldrá la Luna;

y a alguien más le haré el amor.

 

Reconozco que aún recuerdo

las noches de Luna y Cielo;

pero hoy puedes tomar esta

como tu última canción.

 

                                                                           L. y M. / J. Madrigal  2002