Hoy he sorprendido a mi boca
hablando sin mi permiso
la sorprendí murmurando palabras
que ya hacía tiempo no
usaba
y no es que estuvieran perdidas
se escondían en un rincón de mi alma
las tomé por sorpresa y escaparon al alba.
Hoy he sorprendido a mis ojos
mirando sin parpadear;
los sorprendí viendo perdidamente
y ya no me respondieron
más;
vieron otros dos ojos, que ahora no puedo olvidar.
Y es que he sorprendido a mi mente
que a ratos piensa en una mujer,
no es que falte deseo o romance
pero
no es mi manera de ser.
Hoy he sorprendido a mi corazón
amando y a mi no me avisó;
confieso: es un gran sentimiento,
pero ahora el sorprendido
soy yo,
pues haciendo un recuento, veo bien lo que resultó:
Las palabras: "Te Quiero"
bien tu nombre las adornó,
las miradas perdidas
fueron siempre en tu honor;
todo
esto en mi mente...
y mi mente en mi corazón.
L y M E. Rubio y J. Madrigal 2001